Nicaragua y su futuro renovable están con la geotermia, pese al bajo precio del petróleo
Pese al relativo bajo coste del fuel-oil, el futuro energético de Nicaragua debería de estar con las renovables y la geotermia. Así se puede asegurar la independencia de la importación de energía y de cumplir con los retos de emisiones.
Nicaragua lleva algo más de un año saltando a la primera página de los rotativos mundiales por sus grandes avances en materia de generación de energía renovable. El los años de altos precios del petróleo, se vió a las renovables y a la geotermia como una fuente de alivio para la cuentas nacionales.
Debido a que el país debe importar la gran mayoría de sus combustibles fósiles para la generación, es lógico que Nicaragua busque abastecerse de fuentes de enería propias que le den una mayor seguridad.
Ahora que el precio del petróleo se encuentra en mínimos históricos, hay algunos que salen en defensa de este, ya que la generación a base de renovables es ahora más cara.
Según un periódico online del país:
“Desde el 2007 Nicaragua ha dado un vuelco a su matriz energética. De producir solo el 25 por ciento de su energía con fuentes renovables, en 2016 se espera que esta alcance el 52.5 por ciento y para 2018 la meta es elevar esa participación a un 74 por ciento, según las últimas proyecciones oficiales.
Esta transformación energética en Nicaragua —que fue acompañada por la llegada de mayores inversiones en el sector eléctrico— se dio en momentos cuando el petróleo alcanzaba niveles récord, por lo que producir la energía a base de fuel oil (derivado del crudo) se volvía sumamente costoso.
De pronto, en medio de esa transformación de la matriz, a mediados de 2014 el precio del crudo empezó a caer hasta desplomarse a precios mínimos en los últimos 12 años. Esto ocasionó, por ejemplo, que según datos del Instituto Nicaragüense de Energía (INE) en 2015 el país pagara 50.7 por ciento más barato el fuel oil o búnker con respecto a 2014.
Estos esfuerzos, por transformar la matriz energética y la baja del petróleo, sin embargo no se han traducido en verdaderos alivios para los usuarios del sistema eléctrico nacional. Y muestra de ello es que en 2015, entre enero y noviembre, los nicaragüenses pagaron en promedio la tarifa de energía eléctrica 31.25 por ciento más cara respecto a 2006, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN).
En términos dolarizados (esta conversión se hace para que las cifras sean comparables a pesar del deslizamiento anual del córdoba respecto al dólar) en 2006 por cada kilovatio hora en promedio se pagó 0.16 dólares y el año pasado fueron 0.21 dólares, reflejan los datos del máximo órgano bancario disponible en su portal electrónico”
Nosotros estamos de acuerdo con que una matriz energética de un país debe de estar equilibrada para asegurar el abastecimiento de energía a los ciudadanos y empresas en todo momento. Lo que nos parece erróneo es que se defienda el coste relativamente más caro del las renovables (se encuentra el fuel-oil a un precio inusualmente bajo) y se busca echar por tierra los avances que esta nación esta realizando.
Nos gustaría destacar que el coste de la energía debería de ir más allá del coste final. Nicaragua está haciendo una gran labor asegurándose un futuro energético que sea independiente de tener que importar combustibles fósiles y con la consiguiente labor de reducción de gases contaminates y de efecto invernadero. Al parecer, estos dos puntos han pasado desapercibidos para los detractores de las renovables.
Nicaragua tiene un gran potencial geotérmico que es de gran valor para la nación, para su futuro energético y para asegurar un futuro sostenible y renovable.
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Fuente: La Prensa